A través de una intensa autorreflexión, descubrí que muchos de mis conflictos internos tienen su origen en una aguda disonancia cognitiva asociada con comportamientos sexistas subconscientes. Creé esta serie para identificar los porqués y los cómo de esas creencias y comenzar a desmantelar las instituciones y la forma de vida que las mantienen. El proceso comenzó con una simple pero profunda observación de las estructuras, tradiciones y roles de género de las familias latinoamericanas. Las pinturas representan las relaciones machistas entre sujetos masculinos y femeninos según factores como roles de género, orientación sexual, edad, raza, afiliación religiosa y eventos históricos. Algunas piezas exhiben conflictos internos dentro de un individuo determinado. La repetición sustancial comunica el absurdo, la peligrosidad y el encarcelamiento colectivo de mantener el machismo.

Animo a los espectadores a mirar de cerca cada trabajo, la narrativa está en los detalles sutiles pero conmovedores. Debido a que el espectador se acercará a las pinturas con su propio conjunto de prejuicios, quiero que reflexionen sobre las creencias y comportamientos sutiles o totalmente sexistas, y sobre la información que transmiten a las generaciones más jóvenes. Mientras hacía este trabajo, me sentí enojada, pero lo más me asombró fue el tipo de tratamiento que aceptamos como norma. Estoy responsabilizando a las mujeres por la propagación y el mantenimiento del machismo en lugar de presentarlas como meras víctimas de él. Mi objetivo es romper las tradiciones culturales latinoamericanas de la cultura machista e invitar a la posibilidad de una cultura rica y libre de estos ideales. Esta serie es mi objeción a lo que significa para mi ser una mujer Latina y es un examen de los patrones de comportamiento que impiden que un grupo de personas cambien sus circunstancias.